Hace 12 años que no iba al Parque de las leyendas. Por esto este trabajo ha sido una gran escusa para obligarme a ir y a volver a conocer este parque, que en mi recuerdo era magnifico. Ahora que fui con mi grupo un jueves, pudimos encontrar personas de diferentes culturas, religiones, costumbres, edades, género y tradiciones.
En boletería vi algo sin igual una señora peruana le pregunta a un niño ruso que estaba con su familia visitando, ¿cuánto está la entrada? y el niño le responde con sus manos mostrando 4 dedos, refiriéndose a cuatro soles, increíble cómo te puedes comunicar como sea. Dentro del parque todas las personas emocionadas por conocer y ver todas las especies. Una de las cosas que más me impacto fue que había tachos de basuras en grandes cantidades pero había basura por todas partes, lo más sorprendente era que los que botaban más basura eran los propios peruanos. Ni nosotros respetábamos, nuestras propias reglas.También algo que pude notar es que vendemos cosas que no tienen relación con el tema, que es el parque de las leyendas. Pero aparte ello, la gente dentro del parque se portaba bien y mantenían un orden dentro de lo posible, respetando otras reglas como por ejemplo no alimentando a los animales.
En este gran parque pude encontrar varios letreros que nos advertían sobre la dieta de los animales y que mejor no lo alimentemos. Los diferentes grupos de personas que note utilizaban sus manos, caras y las letras, los avisos para comunicarse. También aunque no lo crean algunos animales me parecían triste, asustados, hambrientos y otros más juguetones y contentos.También los colegios que iban los niñitos tenían su pareja agarraditos de las manos y así recorrían todo el parque y siempre se quedaban en la parte de los juegos. Los turistas en especial cada vez que observaban a un animal sus caras se agrandaban y sus labios se alargaban.
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